Cumpliendo con lo prometido durante las largas jornadas de estudio y programación, emprendí con mi hermano el viaje al medio de la nada.
Partimos el sábado a la maniana con dirección a la estación de tren de rodrigues del busto a tomar el tren de las sierras que nos dejaría en ese mítico lugar vaya a saber donde, dado que lo único que sabíamos de el era que nadie sabia nada de el. Compramos un ticket por $3.5 cada uno y armados con tutucas, galletas y una botella de agua emprendimos viaje.
El tren es muy lindo, las paradas muy cuidadas pero el paso del tren es muy lento, yo diría que no pasa los 50 Km/h en ningún trayecto.
Una vez llegados nos dimos con que nuestros deseos eran ciertos, Casa bamba no era mas que un par de casas (y con par no estoy exagerando, habrán sido 8 casas máximo). Descendidos del tren le dimos tiempo a la gente para comprar comida casera de los habitantes del lugar (porque nosotros somos los amos y seniores del tiempo) y esperamos a que el tren pase para poder caminar por las vías (el único lugar caminable) en busca de un lugar tranquilo para no hacer nada. Sabiendo que el próximo tren pasaba en una hora nos tomamos el tiempo para caminar por las vías en busca del lugar ideal, resulto que se nos fue un poco la mano ya que caminamos casi 50 minutos hasta
encontrarnos con un túnel por el cual nos rehusamos a cruzar por razones obvias.
Esperamos que el próximo tren pase sentados al lado del túnel y emprendimos regreso. Ya lo dijo Pablo Cohelo amasando una fortuna con un concepto simple, el mejor lugar esta en el lugar de donde partiste y así fue, luego de volver nos tiramos abajo de un árbol a metros de la estación de tren, por algo habrán hecho el asentamiento ahí y no en el resto del trayecto...
Como toda vez que voy a las sierras la lluvia se hace presente, así que una hora antes de lo previsto nos invito cordialmente a refugiarnos en la estación, luego de un rato encontramos un lugar donde poder comer unas empanadas criollas antes de emprender vuelta a la civilización.
En la vuelta tuvimos el placer de compartir asientos con una familia estereotipo de fascistas que se tomaron como propia la tarea de hablar pestes de la gente pobre a medida que veía indicios de la misma durante todo el camino, llegando a su cúspide al pasar por un asentamiento en el que se habían puesto escombros en las vías. Esta familia nos deleito con soluciones a todos los problemas con el clásico "Sabes lo que habría que hacer..?", "Acá lo que hay que hacer es..." y similares.
ya de regreso en casa ... no les importa, esto no es twitter (?)
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