(gracias tuxmaniac)
Se despertaron al mismo tiempo como todas las mañanas. Se miraron con casi la misma cara de enamorados de veinticinco-años-y-un-largo-noviazgo atrás. Obviar el casi de la oración anterior es perdonar las arrugas, las cenas frías, las broncas, las mentiras, los silencios y tantas otras cosas...
Con la voz ronca propia de todo amanecer, pero con esa naturalidad que le era habitual, él le dijo:
- Si te hubiera matado en la noche de bodas, hoy salía en libertad.
Le besó la frente, se levantó y le preparó el desayuno como en cada aniversario.
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